
Seguimos inmersos en el conflicto de Ucrania y sin embargo la maquinaria bélica estadounidense no para de promover y apoyar guerras en el mundo. Necesitan mucho dinero y nada les produce más ingresos que las guerras, una; por el empleo e ingresos que les genera, dos; porque aquello que destruye hay que reconstruirlo, y lógicamente son las empresas americanas quienes se llevan la parte de león.
Un importante informe acaba de aparecer (descargar informe) publicado la semana pasada por el Centro Brennan para la justicia de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York.
«Esta proliferación de guerras secretas es un fenómeno relativamente reciente además de ser antidemocrático y peligroso», escribió en la introducción la autora del reporte, Katherine Yon Ebright. «La conducción de hostilidades no reveladas en países no informados contraviene nuestro diseño constitucional. Da lugar al aumento de las operaciones militares que son invisibles para el público, el Congreso e incluso para los diplomáticos encargados de gestionar las relaciones exteriores de Estados Unidos».
El informe, que se basa en trabajos publicados por periodistas de investigación, entrevistadores con funcionarios expertos y personal del Congreso, documentos y registros oficiales, así como el análisis legal del autor, identifica 13 países con programas de la sección 127e además de Somalia y Camerún. Estos incluyen: Afganistán, Egipto, Irak, Kenia, Líbano, Libia, Malí, Mauritania, Níger, Níger, Nigeria, Siria, Túnez y Yemen. Pero resaltó que es casi seguro que la lista no es exhaustiva.
Cincuenta países, desde México hasta Perú en occidente hasta Indonesia y Filipinas (donde es conocido que las fuerzas estadounidenses han participado en operaciones de combate) en oriente, y cubriendo 22 países en África del norte y subsahariana solamente (sin mencionar Ucrania) tenían instalados programas de la Sección 333 vigentes a mediados de 2018, todo esto según el informe.
Quizás incluso más peligrosos que los programas antiterroristas de la Sección 127e, según el informe, son los programas de cooperación de seguridad realizados de conformidad con la Sección 1202 de la Ley de Autorización de Defensa Nacional de 2018. Usando un lenguaje que refleja la Sección127e, esa disposición va más allá de los propósitos antiterroristas de la sección 1273e al autorizar el «apoyo» a las fuerzas asociadas «involucradas en apoyar o facilitar operaciones de guerra irregulares por parte de las Fuerzas de Operaciones Especiales de Estados Unidos».
«En términos generales, el propósito de la autoridad de la (Sección) 1202 es tomar el enfoque de la (Sección) 127e del departamento de crear y controlar fuerzas asociadas y usarlo contra países como China, Rusia, Irán y Corea del Norte», de acuerdo con el reporte. «La sección 1202, en resumen, plantea el mismo potencial que el § 127e para las hostilidades que el Congreso no ha autorizado, pero con consecuencias mucho más graves porque el enemigo podría ser un poderoso estado con armas nucleares».
Y ahí nos encontramos sumergidos por imposición; “La entrada de Ucrania en la OTAN es la más brillante de todas las líneas rojas para la élite rusa (no solo Putin). En más de dos años y medio de conversaciones con actores rusos clave, en los oscuros recovecos del Kremlin hasta los críticos liberales más agudos de Putin, todavía no hay a nadie que vea a Ucrania en la OTAN como algo más que un desafío directo a los intereses rusos». William Burns, Embajador de Estados Unidos en Moscú escribiendo a la secretaria de Estado Condoleezza Rice, 2008.
No, Putin no comenzó la guerra en Ucrania. Las élites de la política exterior y sus aliados globalistas han decidido que la única manera de detener el acelerado declive económico de Estados Unidos y preservar el papel de la nación como la superpotencia preeminente del mundo, es mediante el uso de la fuerza militar.
Legisladores de EE.UU. acordaron este martes el proyecto de ley de defensa para el año fiscal 2023 por 857.900 millones de dólares, que prevé asistencia de seguridad adicional para Ucrania y Taiwán.
La Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA), autoriza el gasto de al menos 800 millones de dólares adicionales para la Iniciativa de Asistencia de Seguridad de Ucrania, lo que representa un aumento de 500 millones con respecto a la solicitud del presidente Joe Biden a principios de este año.
El presupuesto acordado fortalece la Iniciativa de Disuasión del Pacífico, con 11.500 millones de dólares en nuevas inversiones y aumenta la cooperación en seguridad con Taipéi con un gasto de hasta 10.000 millones durante cinco años de acuerdo a la Ley de Mejora de la Resiliencia de Taiwán de 2022.
El nuevo proyecto de ley de presupuesto también incluye 22.300 millones de dólares para la Administración Nacional de Seguridad Nuclear y 6.800 millones para los esfuerzos de limpieza ambiental del Departamento de Energía. El negocio de la guerra.
Y quienes piensan que está guerra se podría acabar pronto están muy equivocados el expansionismo de los EE.UU en el este de Europa no acaba más que empezar.
EE.UU. quiere que Ucrania luche por los territorios que decidieron unirse a Rusia. EE.UU. respalda el objetivo de Ucrania de recuperar por la fuerza los territorios que votaron a favor de unirse a Rusia, expresó este lunes el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, en una entrevista con Matt Murray, editor en jefe de The Wall Street Journal. El presupuesto ya lo tienen.
El presidente ruso, «Vladimir Putin, ha prometido este viernes 9 que cualquier país que se atreva a atacar a Rusia con armas nucleares será aniquilado, en el contexto de represalias por la guerra en Ucrania».
Hubo un tiempo en que el proyecto de integración de la UE parecía no tener límites, y hasta se creó la figura del alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores para crear consenso en la materia. Pero, ¿qué consenso? ¿En la obediencia al Tío Sam? Valga de respuesta el mapa de las bases militares de EE. UU. en Europa y la sumisión de esta a los intereses del otro lado del Atlántico. Pero ahí se acaba el ‘consenso’, porque en cuestiones como migración y energía, cada vez está más dividida. El precio del gas en la UE es 10 veces superior al de la Unión Económica Euroasiática, que además India revende a Europa el gas ruso.
«La UE es un enemigo«. La era Trump dejó la relación transatlántica en su punto más frágil de las últimas décadas. Y ahora aviva la tensión entre la UE y EEUU en plena guerra de Ucrania: Washington hace el agosto con las armas y el gas.
Totalmente de acuerdo querido amigo.
Un fuerte abrazo.
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Entre Sánchez y Biden bueno quienes les manejan apañados vamos amigo. Un abrazo
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