¿Por qué ninguno de los líderes del Partido Comunista chino tiene coronavirus?

La Dra. Li-Meng Yan es la respetada viróloga e investigadora de China que trabajaba en Hong Kong y que huyó a EE. UU. en abril de este año para revelar el encubrimiento por parte del régimen chino sobre la transmisión del coronavirus. Ella habló recientemente en el programa War Room del presentador Steve Bannon, exestratega de la Casa Blanca en la Administración Trump.

Durante la entrevista, Bannon le preguntó a la Dra. Yan por qué los líderes del Partido Comunista chino (PCCh) no se enfermaron del COVID-19. La especialista reveló el secreto: el PCCh ya sabía hace tiempo que la hidroxicloroquina (HCQ) alivia los síntomas de la infección del coronavirus y por eso indicó que los altos funcionarios del régimen, al igual que algunos médicos de hospitales militares, están tomándolo.

Pero no todos los chinos conocen esta importante información, ni siquiera se ha compartido con el personal médico que está en la primera línea enfrentando altos riesgos. Este es un claro ejemplo de cómo se maneja la información bajo el comunismo, haciéndola trascender solo entre círculos exclusivos, para usarla con motivos ulteriores. El hecho es que al PCCh no le importan las vidas del pueblo.

Es de conocimiento común que los chinos ya habían encontrado en 2005 que la HCQ resulta muy eficaz para el tratamiento del SARS. ¿Fue por la HCQ que el SARS desapareció antes de la producción de una vacuna? No se sabe, pero sin dudas los grandes financistas de vacunas tomaron nota de lo que sucedió con el SARS, ya que perdieron mucho dinero invirtiendo en la búsqueda de una vacuna. Es por esto que ahora, ellos y las grandes farmacéuticas, incluso los líderes del PCCh -aunque ellos mismos lo toman como medicina preventiva-, niegan los efectos benéficos de la HCQ y sabotean fuertemente su reputación, porque es un medicamento accesible -muy barato- y no tiene efectos secundarios serios.

La Dra. Yan señaló que no es difícil para cualquier médico o profesional de la salud reconocer el efecto terapéutico de la HCQ. En diálogo con Bannon, ella manifestó sus dudas acerca de los datos clínicos publicados sobre el eventual peligro e inefectividad de la HCQ. «No hay duda de que los datos clínicos proporcionados por empresas de no profesionales son falsos», indicó.

La hidroxicloroquina en realidad tiene un efecto muy bueno sobre el daño causado por el virus al cuerpo humano, y puede atacar efectivamente varios mecanismos patogénicos del virus”.

¿Por qué el PCCh no publica esta información sobre la HCQ?. La Dra. Li-Meng Yan dijo: “Él el PCCh quiere hacer creer a la gente que el virus del PCCh (virus del partido comunista chino) no tiene cura ni medicamento específico. El PCCh no quiere que se conozca este medicamento. No quiere que el virus se vuelva impotente con un medicamento porque el virus de Wuhan causará daños a la economía global y la salud pública».

Es claro que el éxito de la HCQ destruiría el negocio de todas las provisiones médicas que China está sacando rápidamente y vendiendo al resto del mundo. Inclusive arruinaría la venta de una eventual vacuna a la comunidad internacional.

Por eso, la Dra. Yan dijo que el desarrollo de la vacuna involucra una enorme cadena de intereses. Por lo tanto, el PCCh hace todo lo posible para ocultar esta información y engañar al mundo, incluso a expensas de la vida humana.

La Dra. Yan dijo que muchos médicos en distintas partes del mundo están indignados y se sienten impotentes frente a las leyes que prohíben el uso de HCQ. En ese sentido, aseguró que el otro cómplice criminal en esto es la Organización Mundial de la Salud (OMS), que pidió el cese inmediato de los ensayos clínicos de hidroxicloroquina.

Muchas naciones se han dado cuenta que los funcionarios corruptos del organismo -que depende de Naciones Unidas- usan el dinero de muchos países para hacerse ricos ellos mismos, dando poder total al PCCh y haciendo caso omiso de las vidas alrededor del mundo, a las cuales es su misión cuidar y sanar.

Mientras tanto India, Egipto, Bolivia, Taiwán y Corea del Sur, entre otros países, han utilizado la hidroxicloroquina como medicamento terapéutico y han logrado un destacado éxito en la lucha contra la epidemia, con muy pocas muertes. Un ejemplo de ello es Taiwán. El Centro de Comando Epidémico Central del país asiático anunció el 26 de marzo que los pacientes podían usar hidroxicloroquina siempre que esta sea aprobada por un médico. En ese entonces, Taiwán tenía siete muertes por coronavirus y, desde aquel momento, no registró más fallecidos.

Después de que Didier Raoult publicara el informe, el gobierno francés lanzó de inmediato un ensayo clínico a una escala de 300.000 personas, y la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. también hizo un seguimiento inmediato del estudio a gran escala. Muchos países han incluido hidroxicloroquina en los protocolos para el manejo clínico del virus, y la respuesta de los médicos ha sido muy buena. Se ve claramente el bajo índice de fallecidos por el virus en esos países.

Como parte de la presentación ante el tribunal, AAPS también incluye un gráfico que muestra cómo los países que fomentan el uso de HCQ, como Corea del Sur, India, Turquía, Rusia e Israel, han tenido mucho más éxito en la lucha contra COVID-19 que los países que han prohibido o desalentado el uso temprano de HCQ, como lo ha hecho la FDA.

¿Entonces de que se trata todo esto?. La administración Biden anunció sus planes para ingresar nuevamente al cuestionado Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU). El expresidente Trump tomó la decisión de retirar a los Estados Unidos del consejo en el 2018 tras cuestionar los programas del mismo y su sesgo antiisraelí, además lo catalogó como una agrupación “no digna de su nombre”.

Los autoproclamados guardianes de la libertad humana China, Rusia, Cuba, Eritrea y Venezuela pronto podrían contar con la compañía de Estados Unidos en el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la ONU, si la prisa de la administración Biden por reincorporarse al organismo globalista se desarrolla con éxito.

La «historia de China» en el corazón de la fundación de la OMS. Que merece la pena leer.

En resumidas cuentas, el Consejo es una organización en la que los propios violadores de DD. HH. son los encargados de velar por la protección de los DD. HH. en el mundo, es difícil encontrar algo más contradictorio y perverso. Por esta razón Trump decidió retirarse, y ahora Biden, quien se sabe que comparte una agenda en común con muchos de los dictadores miembros del Consejo, pretende volver nuevamente y convertir a Estados Unidos en cómplice de tantos abusos alrededor del mundo.

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