El poder de Rothschild y Rockefeller

Rothschild and Rockefeller rule the world

Rothschild y Rockefeller son dos apellidos que se asocian casi instintivamente con dinero y son dos dinastías que han dado de qué hablar por décadas en Europa y en Estados Unidos.

RIT Capital Partners, un fondo de inversiones presidido por el barón Jacob de Rothschild, acordó comprar el 37% de Rockefeller Financial Services, la matriz de Rockefeller & Co, con lo que ambas compañías esperan capitalizar sus apellidos y sus contactos para crear nuevas oportunidades de negocio.

RIT tiene unos US$2.900 millones de dólares en activos, mientras Rockefeller y sus subsidiarias administran US$34.000 millones en activos.

El poder de la Banca Rothschild, la Casa de Windsor de Gran Bretaña, el Sionismo, el Estado de Israel. China y el petroyuán-oro. El incalculable poder y la inmensa fortuna de la casa Rothschild en el mundo no es fruto de la casualidad ni consecuencia de una inusitada inteligencia o astucia de sus fundadores, sino causada por la influyente Orden de la Compañía de Jesús en busca de una herramienta, y a la vez coraza, para sus planes de control del mundo desde el Sacro Imperio Romano del Vaticano.

En 1924 el Barón Rothschild estableció la Palestine Jewish Colonisation Association con la que adquirió 125.000 acres para colonizaciones. La página oficial dice: “Cuando Edmond murió en París en 1934, dejó un legado que incluía la recuperación de casi 500.000 dunams (50.000 hectáreas) de tierra y casi 30 asentamientos”. Ya con el Estado de Israel fundado, la Casa Rothschild financió gran parte de los edificios públicos como los del Parlamento (Knesset) y la Corte Suprema.

Como escribí en este artículo sobre El “Cerebro del mundo” cargaba sobre el gran desconocido que para muchos supone el CRF, ahora me veo en la necesidad de ampliar algo más sobre ello, lo que permitirá conocer más el poder real que nos invade.

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Aldred de Rothschild dirigió personalmente el Banco de Inglaterra desde 1868 a 1889. Los Rothschild fueron unos de los más importantes financistas tanto de la Reina Victoria (1837-1901) de Gran Bretaña (quien asumió el título de “Protectora de los Judíos”), como de su primer ministro Benjamin Disraeli, del Rey Eduardo VII (su sucesor y Gran Maestre masónico de la Gran Logia Unida de Inglaterra), y del Rey Luis Felipe I (1830-1845) de Francia. La rama de Nápoles tuvo relaciones con el Banco Vaticano y se cuenta que en 1832 muchos se asombraron al ver que a Carl von Rothschild no se le reclamaba besarle los pies al Papa Gregorio XVI como se le exigía al resto de sus interlocutores (incluidos los reyes).

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La estructura del poder mundial. Los fondos Buitre de especulación financiera: Son los encargados de realizar el “trabajo sucio” del poder financiero. Madeleine Albright ha estado asesorando a Paul Singer, propietario del Fondo Buitre NML Elliot, quien junto al Fondo Buitre Aurelius de Mark Brodsky demandan a países que se ven en dificultades para pagar sus deudas al cartel de banqueros de la usura internacional. Compran títulos de deuda defaulteada a un bajísimo valor real y luego se aprovechan de complicidades judiciales para reclamar la totalidad del valor nominal de los títulos. Como estos actos son mal vistos por la comunidad financiera (es un caso de usura extremo, más de un 1000% de ganancia por ejemplo en el caso que llevaron adelante contra la Argentina), los grandes bancos recurren a este tipo de organizaciones para llevarlas a cabo. Estos fondos son usados por el poder financiero para castigar a países o extorsionarlos. +info

El primer miembro de la legendaria saga fue John Davison Rockefeller, que nació en 1839 en Richford (New York), en el seno de una familia descendiente de inmigrantes judío-alemanes llegados a Estados Unidos en 1733. Tras una larga experiencia en el sector petrolífero, fundó en solitario la compañía Standard Oil y a partir de ese punto protagonizó una ascensión imparable que desembocaría en el dominio prácticamente absoluto del trust Rockefeller en la industria del petróleo. Por el camino aplastó a sus competidores mediante todo tipo de artimañas, extorsiones, sobornos e irregularidades. La invocación preferida del fundador de la dinastía era “Dios bendiga a la Standard Oil” y la divisa de su imperio económico es: “Por el bien de la Humanidad”. Una de las claves de la consolidación de su reino fue la introducción en la banca, que culminó en 1955 con la fusión del Chase National Bank y el Bank of the Manhattan Company, ligado al grupo Warburg, de la que resultó el Chase Manhattan Bank, presidido desde 1969 por David Rockefeller, nieto del fundador de la dinastía y actual patriarca. Su padre, John D. Rockefeller, creó una serie de fundaciones filantrópicas a las que transfirió buena parte de sus activos. Como ejemplo, señalar que la Fundación Rockefeller recibió cuatro millones de acciones de la Standard de New Jersey y dos millones de títulos de la de Indiana. Aunque el primero que supo vislumbrar las ventajas del filantropismo moderno fue el escocés Andrew Carnegie, serían los Rockefeller quienes mejor partido sacarían a este valioso instrumento, ya que las entidades no sólo les sirvieron para hacer campaña de buena imagen sino para zafar la regulación antitrust. Por si no fuera bastante, las fundaciones están exentas del pago tributario.

Al príncipe Bernardo de Holanda y a Retinger se les atribuye la autoría de Bilderberg porque fueron quienes lo promovieron en Europa y EEUU. Pero su auténtico creador en la sombra fue el multimillonario David Rockefeller que, entre otras muchas cosas, es masón. Con su dinero puso en marcha el ambicioso proyecto como posteriormente lo haría con la Comisión Trilateral.

En 2011, Vitali, Glattfelder y Battiston publicaron un artículo de gran importancia, no sólo muy citado, sino muy leído: The network of global corporate control La red de control corporativo mundial- (PLOS ONE, 26 de octubre de 2011) donde expusieron los resultados de una investigación gigantesca, realizada en la Escuela Politécnica de Zúrich, sobre la relación entre los propietarios de las mayores empresas del mundo.

El clan Rockefeller no ha dudado en obtener beneficios de los momentos más delicados en estos dos últimos siglos, negociando con criminales y dictadores de diversa índole tanto en tiempos de paz como de guerra. Tanto la guerra del Vietnam como la árabe-israelí de 1973, generaron numerosas denuncias que acusaban a los trusts petroleros (la EXON y la SOCONY de Rockefeller entre ellos) de lucrarse con la primera y de promover la segunda con el propósito de provocar el alza de los precios del crudo. En tal sentido se manifestaron el rotativo Washington Observer y el investigador C. Baker en su libro The Great Rockefeller Energy Hoax publicado en 1974.

Desde el año 1936, la Fundación Rockefeller sustenta económicamente políticas eugenésicas, que no son otra cosa que una guerra contra la vida. El propio David Rockefeller ha defendido públicamente en foros internacionales, por ejemplo en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo celebrada en septiembre de 1994 en El Cairo, organizada por la ONU, su visión negativa acerca de la supuesta superpoblación del planeta (página 209 de Perdidos).

El Club Bilderberg financia y mantiene determinados pseudo-movimientos antiglobalización, como Greenpeace y otras ONGs, para darle a la sociedad su plataforma contestataria particular donde lavar su conciencia.

El poder real se ejerce no solo a través de la derecha militarista y neoliberal sino también a través del llamado “soft power” o “poder suave”, y dentro de éste el poder cultural. Para este tipo de dominación ha resultado muy útil gran parte de la llamada “izquierda” liberal. Este “poder suave” se ha venido instrumentando mediante el apoyo activo, sistemático y sostenido durante por los menos las últimas cuatro décadas de fundaciones internacionales como la Open Society Foundations (de George Soros), Ford Foundation,  Gates Foundation, Kellogg Foundation, Hewlett Foundation, Rockefeller Foundation, junto a los gobiernos de Gran Bretaña, Holanda, EEUU y Noruega, que financian a miles de organizaciones sociales y otras fundaciones, publicaciones, autores y hasta pequeñas ONG’s de supuesta izquierda. A las políticas de destrucción de empleos, hambre y exclusión del neoliberalismo (económicamente de derecha) se le suma la sutil acción cultural “por izquierda” de cierto “progresismo” (hegemónica en ciertos medios de comunicación y ámbitos académicos), en muchos casos utilizada para deslegitimar y criticar a las alternativas nacionales y populares y en otros para imponer cuestiones como la “teoría de género” y la despenalización del aborto, como parte de proyectos antinatalistas de control de la población, que se vienen aplicando como conquistas de “derechos individuales” cuando por detrás vienen siendo impulsadas por personajes tan nefastos como Henry Kissinger y la banca del clan Rockefeller. El “Cerebro del mundo”

Nasdq Todo esto puede chequearlo cualquiera en el sitio oficial de Bolsa de Wall Street (por ejemplo entra aquí y verá quiénes son los titulares de la Coca Cola, luego en el buscador puede ingresar cualquier otra corporación y ver sus titulares), y se podrá comprobar que estos Cuatro Grandes también son dueños de, entre muchas otras corporaciones.

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